Un comunicado, una solicitud formal al gobierno departamental y una carta dirigida a presidencia son algunas de las estrategias que las comunidades campesinas de Montes de María han usado para enviar alertas y peticiones sobre la pandemia en las zonas rurales de esta región.
“Mientras que desde el gobierno nacional nos piden lavarnos las manos cada 3 horas, en nuestras comunidades no hay agua ni para tomarla por falta de infraestructura de acueducto y saneamiento y por la contaminación de nuestras fuentes hídricas. Además, llevamos 4 meses de sequía”.
Informan con preocupación en un comunicado conjunto La Mesa Permanente por el Derecho al Agua y el proceso de Comunidades Marchantes Étnico Campesinas de Montes de María. Una situación que se vive en otros territorios rurales de Colombia, afrontando la pandemia sin agua, sin salud y sin información clara sobre lo qué deben hacer para prevenir o enfrentar el contagio de acuerdo a las realidades del campo.
“Algunas de nuestras veredas quedan a tres horas del centro de salud más cercano, y no cuentan con equipos técnicos ni el personal suficiente y necesario para un momento como este” advierten en el comunicado.
Los territorios rurales de Montes de María son habitados en su mayoría por familias campesinas, afrodescendientes e indígenas, que históricamente han reclamado su derecho al agua y la salud, a pesar de ser una de las zonas más ricas en recursos hídricos del país. Además, en las veredas no se cuenta con servicio de alcantarillado, ni agua potable para el consumo. Pese a sus luchas y a la construcción de acueductos comunitarios que han liderado algunas comunidades, la realidad es que aún no hay respuestas efectivas por parte del Estado.
“Nuestras propuestas ameritan ser incluidas con urgencia en el marco de los decretos de calamidad pública, con el fin de salvaguardar nuestros territorios rurales”, puntualizan en su llamado a los gobiernos locales, regionales y al gobierno nacional.
En el comunicado resaltan que el COVID-19 es una alerta frente al cambio de prioridades que deben dar no sólo las políticas públicas sino las prácticas cotidianas: “Todo lo que está sucediendo nos está dando la razón, hay que priorizar la vida, el agua, la salud y nuestros ecosistemas” finalizan.